Ubicado en la Sierra de Agalta, en el Municipio de Catacamas, Departamento de Olancho; en la cuenca del Río Talgua.
Fue en abril de 1994, cuando Jorge Yánez y Desiderio Reyes junto a un grupo de personas trepando una pared de nueve metros de altura dentro de la cueva descubrieron un túnel que contenía gran cantidad de huesos humanos y casi dos docenas de vasijas intactas o que podían restaurarse. Este sorprendente descubrimiento ha contribuido notablemente a incrementar la apreciación de la riqueza del pasado de los antiguos pobladores de Honduras. Uno de los aspectos más interesantes proviene del hecho que la región de Talgua está situada sobre la frontera entre las dos grandes zonas de la cultura americana: mesoamericana y la andina o sudamericana.
Entre todos los descubrimientos que han sorprendido a esta región está el osario de las cuevas de Talgua. La importancia de este enterramiento es que en Honduras se han descubierto pocas cuevas funerarias del periodo prehispánico, y estas son las primeras cuevas del país en ser investigadas científicamente. Quiénes son los habitantes de estas cuevas, continua siendo un misterio para los diferentes equipos científicos que lo siguen investigando. Los huesos hallados hace diez años habían sido enterrados bajo tierra y desenterrados cuando la carne se consumió y se colocaron en una parte oculta de la cueva.
Se ignora a qué grupo étnico pertenecen los , pero podrían ser de las etnias Pech, Tawahka, Lenca o Tolupan, habitantes pre-colombinos de las zonas adyacentes.. Sin embargo, los análisis realizados a los 200 cadáveres hallados, demostraron que no consumían maíz, la base alimenticia por excelencia entre los grupos pre hispánicos, presumiéndose que se alimentaban de raíces como la yuca. Es el primer caso con estas características que se descubre en Honduras. Por otra parte, los huesos indican que se trataba de gente excepcionalmente alta, de 1.79 metros, y más sana que las poblaciones indígenas de su época.
Algunas de las osamentas an sido preservadas por una capa de calcio resplandeciente, depositada por casi un milenio por el agua que todavía se filtra por las paredes de piedra caliza de la cueva. Este es el fenómeno luminoso que encierra las cuevas de Talgua: los cristales de calcita brillan a la luz, dando lugar al nombre de “Calaveras Luminosas”.
Todo un Tesoro las Cuevas de Talgua nos esperan a catrachos y hermanos de otros países, para compartir una experiencia inolvidable.