Esta madrugada cerró La Vigésima Conferencia de las Partes
(COP20), y como ya lo veíamos venir pospusieron las decisiones importantes en
torno a la eliminación de combustibles fósiles y reducción de emisiones,
dejando ver las marcadas diferencias entre los países industrializados y los
países en desarrollo; con la aceptación de un documento del que todos los
participantes admitieron que no era lo esperado, pero que igual lo aceptaron.
Uno de los temas que más conflicto causo fue el de
Daños y Pérdidas, pues mientras los países en desarrollo insistieron en que se
aprobara en el texto de Lima con carácter vinculante y como un tema aparte de
la mitigación y adaptación. También contribuyó a los desacuerdos el tema de las
Contribuciones Nacionalmente Determinadas (INDC siglas en ingles), recordemos
que en Varsovia, Polonia se había acordado instituir las INDC, pactando la
definición del contenido, la medición, los temas, y otros detalles para la COP20
en Lima; de lo que solo se logró determinar que las Contribuciones Diferenciadas
para los países desarrollados y en desarrollo estarán en correspondencia al
Producto Interno Bruto
(PIB) de cada país.
Mientras unos países pedían que las metas se
cuantifiquen y que se propongan medidas de reducción de emisiones en toda la
economía con proyecciones al 2030, otros países pedían el establecimiento de
planes de adaptación detallando costos; a lo que Estados Unidos y la Unión
Europea solo consideran a mitigación y no a la adaptación, lo que es rechazado
por los países en desarrollo. También se informó que el Grupo de Trabajo Ad-hoc
sobre la Plataforma de Durban, seguirá las negociaciones en el mes de febrero
en Ginebra.
Otro punto esperanzador es que ya es una realidad el
poder hablar de un planeta libre de carbono, pues esta iniciativa ya cuenta con
el apoyo de más de 50 países, si esto se llega a concretar en París, estaríamos
hablando del primer paso para tener un mundo libre de energías sucias como el petróleo,
el carbón y el gas, y optando por energía renovable, y limpia, con un cambio
gradual que evite el sabotaje de empresarios que se sientan perjudicados.
Todas estas diferencias (sorpresa las mismas de
siempre), entorpecieron el tan anunciado y esperanzador Acuerdo rumbo a París
en diciembre del próximo año; dejándonos Lima un documento que no refleja la
realidad de todos los países que somos vulnerables al Cambio Climático; ahora
todas las esperanzas de algunas personas están puestas en las decisiones que
los gobernantes puedan tomar desde sus países, tomando decisiones y planes
efectivos para reducir emisiones y para apoyar a los países más vulnerables,
procediendo al pago de energías limpias para el 2025.
Mientras los dueños del mundo se ponen de acuerdo en
realizar verdaderas y efectivas medidas, nos toca al resto de los y las
mortales, seguir con nuestras pequeñas tareas que ayudan de granito en granito
a mitigar los estragos que nos está ocasionando el Cambio Climático,
apoyándonos como países hermanos y con la solidaridad y responsabilidad que le
faltan a nuestros ilustres gobernantes.
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